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Dr Pablo Codesido

~ Traumatología, cirugía ortopédica y lesiones deportivas. A Coruña.

Dr Pablo Codesido

Archivos de etiqueta: rodilla

Menisco degenerativo y sobrecarga interna de rodilla

05 domingo Jun 2016

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Degenerativo, menisco, rodilla, Varo

Son muchas las veces que nos preguntan los pacientes por términos como degeneración hialina meniscal o rotura degenerativa de menisco. Quizá sea la proliferación tan grande de resonancias magnéticas y pruebas complementarias las que nos han llevado a confundir términos y al hacer más importante una prueba de imagen que una buena exploración clínica. Al fin y al cabo tenemos la percepción de que la máquina “ve” lo que hay por dentro. La rotura degenerativa meniscal es un término que utiliza el médico radiólogo par describir una imagen con unas características anatómicas y morfológicas determinadas que nos hacen pensar que dicha rotura viene dada o producida por un desgaste a lo largo del tiempo. Ese desgaste se produce por algo, eso está claro, pero cuáles son las razones. Quizá esa sea la clave. Lo digo porque el paciente lee dicho informe y acaba interpretándolo sin la ayuda de un profesional. Son muchas, por ejemplo, las consultas que se envían a este blog situando como centro principal una resonancia magnética, por cierto, insisto que no consultamos vía online, no es correcto, confundimos dudas con consultas clínicas que deben ser realizadas en su lugar correspondiente tal como aconsejan las guías al respecto. Yendo al grano de nuevo, os diré que aquí lo importante es saber por qué se produce dicha rotura.

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Las causas pueden ser diversas. Mínimos traumatismos pueden deteriorar la estructura meniscal que con el tiempo va degenerando y perdiendo parte de sus propiedades como son transmisión de cargas, absorción de impactos y estabilización de la rodilla entre otras. Pero hay una causa muy frecuente e importante y que a veces se nos hace difícil de comprender: sobrecarga interna de la rodilla. Para entender esto debemos revisar una serie de conceptos anatómicos. La articulación de la rodilla se divide fundamentalmente en tres compartimentos, uno es el femoropatelar, que es el espacio entre la rótula y el fémur. Los otros dos son los compartimentos interno y externo femorotibial, evidentemente entre fémur y tibia. En ambos existe una estructura que que se interpone entre cartílago de tibia y fémur que es el menisco. Fijaros en las ilustraciones.

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Ahora lo que debemos de saber es cuál es el eje de carga de nuestra pierna. Hay personas que tienen tendencia a tener las piernas en cruz, con las rodillas hacia dentro, muy frecuente en mujeres, son las denominadas rodillas valgas cuyo eje de carga suele coincidir en el compartimento externo de la rodilla. Otras son las que tienen las piernas arqueadas, con las rodillas hacia afuera, son las denominadas rodillas varas que suelen coincidir con un eje de carga sobre el compartimento interno, muy frecuentes en varones aunque también en mujeres mayores. Fijaros en muchos futbolistas por poner un ejemplo. Este tipo de sobrecarga interna es quizá la más frecuente. También hay muchas personas que tienen un eje de carga neutro donde se reparte el impacto de forma ordenada por los diferentes compartimentos de la rodilla. Es muy importante hacer aquí un apunte. Muchos ejes de carga que no son patológicos pueden acabar siéndolo por lesiones previas en estabilizadores de la rodilla como ligamentos o tendones.

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A partir de ahora pensemos de forma más o menos sensata en la rueda de un coche. ¿Qué sucede si no está alineada? Pues que se gasta más en un lado que en otro deteriorándose al final en su conjunto. Nuestro caucho podría representarse por el cartílago de la rodilla que tapiza la superficie ósea, pero además tenemos unas estructuras protectoras que son los meniscos. Imaginaros ahora el trabajo y los traumatismos continuos que sufre un menisco con un eje de carga desalineado. Así, es frecuente ver a muchos pacientes de mediana edad (40-60) con dolor en la parte lateral o medial de la rodilla, sin un antecedente claro de traumatismo o golpe.
Hoy nos centramos en esos casos de sobrecarga medial, porque tras realizarse la resonancia aparecen con una rotura degenerativa meniscal e incluso extrusión (que se sale de su sitio hacia afuera) del menisco porque está ¡muy apretado! Es que es lógico ¿verdad? Además el fracaso meniscal suele acompañarse de cambios degenerativos en cartílago, es decir desgaste o lo que es lo mismo, artrosis del compartimento afectado, en este caso medial. Muchas de estas rodillas acaban fracasando ademas, en los demás compartimentos. Ojo, no siempre todo coincide de esta manera pero como base nos sirve para entender el proceso.

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Y que soluciones tenemos. Evidentemente para buscar una solución debemos hacer un buen diagnóstico, he ahí el papel del traumatologo, una buena exploración y pruebas que sean necesarias, que a veces, con una buena radiografía simple es suficiente. Recordad la resonancia dependencia de mucha gente.

Lo del buen diagnóstico es imprescindible y lo hace el médico, no una prueba, pues podríamos caer en la tentación de intentar operar un menisco que se nos informa como roto degenerativo. Este menisco pese a todo, sufrirá lo que haga falta para intentar proteger su compartimento del desgaste. Si lo extraemos nos quedamos sin un buen aliado, aunque a veces su fracaso por rotura compleja puede hacerlo tan inestable que sea necesario actuar sobre el. Si no es inestable (recordad post ¿debo operar mi menisco?) entonces ¿para que operarlo?, ese concepto de inestabilidad lo debe valorar el médico mediante una exploración y una historia clínica correcta.

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Osteotomia valguizante de rodilla

La base del tratamiento de estas rodillas siempre empieza por una buena preparación del sistema osteomuscular. Siguiendo con los futbolistas, fijaros que la musculatura protege su articulación de muchos impactos. Muchos deportistas de élite al dejar el deporte comienzan con síntomas debido entre otros aspectos a la falta de protección muscular. En este aspecto el trabajo del fisioterapeuta y rehabilitador es fundamental. Tenemos también métodos ortopédicos como plantillas que pueden usarse, pero con una efectividad limitada. Si el dolor y el desgaste no cede es cuando comenzamos a pensar en fármacos. Además de los típicos antiinflamatorios y analgésicos debo nombrar el tratamiento intraarticular mediante inyecciones de ácido hialuronico (viscosuplementacion) porque están dando buenos resultados. También tenemos las de factores de crecimiento derivados de las plaquetas con unas indicaciones precisas. Pero a veces es necesario el tratamiento quirúrgico. Sabéis que no es el objetivo principal de este blog el entrar en tecnicismos, pues es divulgativo intentando explicar un poquito mejor lo que sucede. Pero he de comentaros que dependiendo del grado de enfermedad existen técnicas tan diversas como la artroscopia; la osteotomia, que consiste en cambiar el eje de carga de la pierna mediante un corte en tibia o fémur según esta sea vara o valga; o la prótesis de rodilla, que puede ser unicompartimental o total. Su grado de agresividad es también muy diferente. Quizá estas sean las más frecuentes aunque hoy en día existen muchas más técnicas. La elección de una u otra dependerá de factores como el grado de lesión e incapacidad, para eso de nuevo esta el consejo del traumatologo.

La rodilla pude doler por muchas causas, pero como siempre, os insisto en que busquéis un profesional que os ayude a detectarlas, pues si desde el principio no se hacen las cosas bien, entonces probablemente no irán bien.

¿Qué deporte puedo realizar con una prótesis de cadera o de rodilla?

07 sábado Feb 2015

Posted by Dr. Pablo Codesido in Uncategorized

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actividad física, deporte, Prótesis cadera, rodilla

Al contrario de lo que os podáis imaginar, no es una respuesta fácil. La literatura científica no tiene grandes estudios con evidencia suficiente para poder recomendar un deporte u otro evitando grandes perjuicios para el operado. Muchas de las cosas que os voy a contar aquí estarán basadas en un artículo de la prestigiosa revista “The Journal of Bone and Joint Surgery” titulado “Athletic Activity after Total Joint Arthroplasty” (Actividad deportiva tras artroplastia total de cadera/rodilla). Aunque existen otros más recientes quizá sea actualmente la mejor guía escrita para cirujanos traumatólogos. En realidad se trata de una revisión sobre pequeños estudios basados en encuentas para intentar dar unas recomendaciones básicas sobre qué deportes podemos o no practicar tras la colocación de una prótesis total (artroplastia total, o sustitución total) de cadera y/o rodilla.

En octubre del 2007 la revista “The Lancet” de la que seguro muchos hais oído hablar por su repercusión en medicina, hablaba de la colación de una prótesis total de cadera como de la intervención quirúrgica del siglo. ¡Guau!, por encima de operaciones de cirugía cardiaca, digestiva, oncológica…etc Y lo hacía porque la gran mejoría que se produce en estos pacientes en cuanto a dolor y calidad de vida la hacen una de las intervenciones más satisfactorias que hay, pudiendo acercarse a niveles de actividad previos e incluso mejores a antes de operarse. ¿Incluye esto el hacer deporte? Paso a paso, y nunca mejor dicho. En uno de los trabajos realizados el 36% de pacientes que iban a ponerse una prótesis de cadera y el 42% de una prótesis de rodilla realizaban algún deporte antes de la intervención, a los 5 años tras ella el 52% del grupo de cadera y el 34% de los de rodilla realizaban algún deporte. Respecto a la prótesis de rodilla, como veis, los resultados todavía no igualan a los de cadera (en los que el porcentaje de actividad mejora tras la operación debido a la mayor reducción de dolor), pero de todas formas el grado de satisfacción también es muy alto.

Cuidado porque la información que se encuentra en internet, el marketing industrial (una prótesis es un producto empresarial de alta tecnología), y las opiniones sesgadas hacen que muchas personas piensen que ponerse una prótesis es como volver a ser joven otra vez. Y no es así pese a los grandes resultados. Es una intervención de cirugía mayor, que se complica poco pero que si lo hace puede ser devastadora. Evidentemente el riesgo/beneficio está muy a favor del paciente. Cada vez las personas necesitan más realizar sus actividades lúdicas y deportivas como parte de su calidad de vida, y la tolerancia a lesiones articulares es menos por la disminución en la capacidad física que producen, de ahí que cada vez se coloquen más prótesis y a menor edad. Una persona con 55 años con una prótesis probablemente desee, e incluso debe, realizar actividad física, pero cuidado, no es lo mismo jugar al golf que al baloncesto. En otro estudio se determina que las causas para no hacer deporte tras prótesis de cadera o rodilla son en un 47% precaución, 27,5% dolor en otra parte del cuerpo, y un 12,7% dolor en la articulación con prótesis. Y es que como comprobamos, los estudios a los que nos referimos son muy “generales”. Me explico, no es igual meter en la misma cesta a personas de 75 años que a personas de 50, tanto por actividad como por pretensiones, por eso los datos cogerlos con pinzas y haced mucho caso a vuestro traumatólogo.

Las superficies de contacto de la prótesis se desgastan y dependiendo del tipo de paciente usamos diferentes materiales. La durabilidad de una prótesis cada vez es mayor y será fácil que nos encontremos en el futuro a personas con una prótesis puesta hace más de 20 años. Pero es cierto que a mayor impacto mayor desgaste, y que además hay complicaciones como la fracturas periprotésicas que se deben evitar. El desgaste de la prótesis se produce por microparticulas liberadas de las superficies protésicas que se depositan en la articulación y que pueden dar reacciones inflamatorios que “aflojen” la prótesis.

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Parece pues que el término “impacto” es una de los grandes determinantes para realizar deporte con prótesis. Es de sentido común saber que el impacto articular se realiza más en deportes que impliquen carrera y salto, por ejemplo, baloncesto, futbol, running, voleyball…, y que existe poco impacto en deportes como la natación, golf, bicicleta estática, canoa, jugar a los bolos o andar caminatas moderadas en superficies fáciles (no montaña). Pero hay una serie de actividades que están en la zona media como el tenis y el pádel (tan de moda), bicicleta en ruta, musculación con pesas o patinaje por decir las más frecuentes. A este respecto deciros que solo disponemos de estudios en cuanto a encuestas que se han hecho a cirujanos de las más importantes sociedades científicas de cadera y rodilla en USA. Concretamente se hicieron en 1999 y en el 2005 mejorando en general solo en 6 años el número de deportes permitidos.

En dichas encuestas se llegó a algún consenso pero también a alguna discrepancia. Es aceptado por todos que los deportes de “alto impacto” no se recomiendan tras prótesis de cadera o de rodilla, incluyendo el baloncesto, futbol, y running a las que se añaden por sentido común artes marciales y deportes extremos. También se acepta que se recomiendan en rodilla y cadera deportes de bajo y medio impacto como bicicleta estática (spinning), golf, nadar, andar incluyendo senderismo, bicicleta en ruta y canoa. Se permiten si había experiencia previa deportes como el remo, patinaje sobre hielo, ski de travesía o montar a caballo; pero en el caso de la rodilla existen deportes que en 1999 se permitían y en 2005 no y al contrario en el caso de la cadera, como el ski bajando pistas o el levantamiento de pesas. El problema es que en ambos tipos de prótesis los cirujanos no llegaron a un consenso claro en deportes tan frecuentes como el tenis, beisbol, hockey, alpinismo suave, esgrima o gimnasia deportiva.

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Cómo veis es todo muy relativo y hay muchos factores a valorar: edad, tipo y estado actual de la prótesis, actividad previa…etc. Personalmente resumo este post diciendo lo que yo recomiendo a mis pacientes. En primer lugar a todos realizar una actividad de tonificación muscular y aeróbica de bajo impacto, como una gimnasia de mantenimiento o pilates controlado, natación, caminatas o ciclismo moderado, que es la misma situación que indico en aquellos pacientes en los que empieza a verse signos degenerativos pero aún no desarrollan síntomas importantes. La activación muscular protege a la articulación y los beneficios para la salud del ejercicio moderado es algo que ya todos conocemos. Luego dependiendo de la persona individual y de su actividad previa recomiendo deportes del grupo bajo o medio impacto, permitiendo según experiencia el ciclismo en ruta, la natación e incluso el tenis/pádel o deportes más específicos en casos determinados. Es importantísimo por lo tanto que consultéis a vuestro traumatólogo antes de lanzaros a sudar puesto que él comprobará previamente el estado de la prótesis y vuestro estado general.

Ligamento cruzado posterior, ¿el gran olvidado?, ¿debo operarlo?

05 sábado Oct 2013

Posted by Dr. Pablo Codesido in Uncategorized

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lesión, ligamento cruzado posterior, rodilla

Regresamos de nuevo con la rodilla Y lo hacemos con un tema que sigue siendo controvertido aún en la comunidad científica de la traumatología. De todas maneras, como bien sabéis, vamos a intentar afrontarlo, como siempre, desde un punto de visto más mundano y sencillo, para que todos lo entendamos.

El ligamento cruzado posterior (LCP)realmente está mucho menos estudiado en su fase clínica que el ligamento cruzado anterior (LCA). Por eso es un poco “el hermano olvidado” de los grandes ligamentos de la rodilla, lo que no quiere decir que sea menos importante. Se estima que entre un 5 y un 20% de las lesiones ligamentosas de la rodilla afectan al LCP. Pero muchas veces su lesión pasa desapercibida, sobre todo cuando su lesión es aislada. EL LCP muchas veces se lesiona junto a otros ligamentos y estructuras de la rodilla. Ojo, porque en ese caso la conducta a seguir va a ser diferente.

Lesión LCP

Lesión LCP

Lo primero, la anatomía. Recordemos que este ligamento es uno de los dos cruzados de la rodilla. Sus inserciones van desde en el fémur a la tibia de la siguiente manera:  desde el borde lateral y techo del cóndilo femoral medial hasta una depresión que existe en la parte más proximal de la parte posterior de la tibia. Mejor mirad una de las imágenes. Este concepto anatómico es muy importante para nosotros los cirujanos a la hora de elegir técnicas de reconstrucción del ligamento. Lo más importante de este ligamento es la función que realiza. Es el principal estabilizador de la rodilla a la traslación posterior de la tibia, es decir, evita que la tibia se vaya por detrás del fémur. El 90% de esta función es tarea del LCP, aunque tiene también sus modestos ayudantes que son el ligamento lateral interno y estructuras de la esquina posterolateral de la rodilla (tendón popliteo y ligamento arcuato). Esto último aunque algo complejo también es importante porque la lesión de estas estructuras también nos determina la actitud a seguir. Otras estructuras de la pierna también colaboran en la estabilización posterior de la rodilla, el propio músculo cuádriceps “tirando” hacia delante de la tibia es uno d ellos. Si hay algo solidario es la anatomía humana, todos intentar compensar la lesión de uno de sus elementos. Pero cuando falta la estrella del equipo…

Anatomia ligamentos rodilla

Anatomia ligamentos rodilla

Es importante también saber que el LCP no solo actúa en la estabilidad posterior de la rodilla, sino también en la lateral y medial como estabilizador secundario; y en la estabilidad rotatoria de la rodilla  en estrecha relación con el LCA. Bueno, como véis este puede convertirse en un profundo galimatías. Pero como resumen recordad, el LCP es el jefe de la estabilidad posterior de la rodilla,  ayuda en la lateral-medial, y comparte protagonismo en la rotatoria.

Con todo ello aprendido pasemos a saber cómo se lesiona el LCP. El mecanismo lesional puede ser simple o combinado. En el simple tenemos un golpe directo sobre la tibia que arranque el LCP. Es la famosa lesión en salpicadero del coche. También puede haber lesiones en hiperextensión de la rodilla como por ejemplo una patada al vacío o un impacto sobre el muslo con el pie en el suelo. La hiperflexión de la rodilla y movimientos combinados suelen producir lesiones  de varios ligamentos de la rodilla entre los que puede estar el LCP.

Diferencias inestabilidad anterior (LCA) y posterior (LCP)

Diferencias inestabilidad anterior (LCA) y posterior (LCP)

El diagnóstico se realiza en consulta. Cuidado con las lesiones simples del LCP porque como hemos dicho, muchas pueden pasar desapercibidas cuando están aisladas. Evidentemente si la lesión es tan grave y urgente como una luxación de la rodilla donde prácticamente se rompen todos los ligamentos, entonces el diagnóstico no será difícil. Pero insisto, ante lesión de la rodilla con molestias, dolor o sensación de inestabilidad hay que ir a consulta con el traumatólogo. Y debe explorarse TODA la rodilla.  Luego allí tras realizar los test y pruebas clínicas correspondientes veremos si tenemos que ayudarnos o no de pruebas complementarias como la radiografía simple y la  RNM. Aprovecho este punto para comentaros que muchas de las “preguntas” que llegan al blog en realidad son consultas, hay quien incluso me envía los informes de RNM. No lo hagáis.  Repito que esto no es una consulta, sino un blog de divulgación. No se puede consultar virtualmente, no es correcto.

Generalmente las lesiones del LCP simples las clasificamos en 3 grados dependiendo de de la cantidad de laxitud posterior en milímetros. Pero esto no es nada fácil de hacer en la práctica.  Resumiendo os diré que en los grados 1 y 2 la inestabilidad clínica no es tan franca y que el borde anterior de la tibia no sobrepasa los cóndilos femorales.

La tibia cae hacia atrás

La tibia cae hacia atrás

Y ahora pasamos a la parte caliente. ¿Hay que operar el LCP roto? Bien, pues vamos a dividir el tratamiento del LCP en dos grandes grupos. Si la lesión ha sido aguda, es decir aproximadamente hace menos de un mes. O si la lesión es crónica, es decir, más de 6 meses. Los 3 mesecitos del medio es como casi todo en medicina, la zona difícil. Debemos tener claro si la lesión es sólo del LCP o es combinada con otras estructuras de la rodilla.

Cuando la lesión es aislada del LCP la actitud es casi siempre conservadora, no quirúrgica. El LCP al contrario que el LCA tiene cierta capacidad autoreparadora. Por eso muchos de los atletas con lesiones del LCP vuelven a la competición al mismo nivel al que estaban previamente. Con una correcta inmovilización entre 4-6 semanas y una buena rehabilitación puede ser suficiente. Sin embargo, en el grado 3 donde la inestabilidad es evidente, generalmente realizamos cirugía en casos agudos de deportistas de élite y en algunos casos crónicos con dolor e inestabilidad. Está muy extendido que para compensar el déficit de LCP debemos rehabilitar el cuádriceps, pero yo me extendería a los demás grupos musculares de la pierna. Un déficit de LCP con inestabilidad (aún inapreciable por el paciente), es decir, que no funciona bien, produce una rápida ARTROSIS de la rótula  y del compartimento interno de la rodilla y por lo tanto cada vez más dolor. Esto os lo digo porque es frecuente ver pacientes con este tipo de artrosis que no saben muy bien de por qué les ha evolucionado tan rápido y llegan a consulta sin darse cuenta que un par de años antes se habían dado un golpe en la rodilla, o se la habían torcido un poquito. Aún encima muchos llegan con su RNM inespecífica con términos como lesión parcial, lesión antigua, integridad del ligamento,  desestructuración de fibras del ligamento o quiste intrasustancia …. Y aquí ya la liamos, porque muchos pacientes solo se aferran a una frase escrita en un informe de una RNM, lo que es un error, pues no tratamos resonancias sino personas. Entonces, ¿qué hacemos? En este caso crónico, ¿operamos solo el LCP, o pasamos a tratar la rodilla como la de una persona artrósica pensando en una prótesis? Pero es que el paciente tiene 40 años, ¿qué horror, ponerme ya una prótesis? Ya véis lo difícil que es esto a veces. Porque además, el operarse realizando una reconstrucción del LCP no tiene porqué dar una estabilidad absoluta, como a veces pasa también en el LCA, y la pregunta es si compensa pasar por una cirugía y una rehabilitación de 6 meses o más. Pues la respuesta está en el dolor y la incapacidad que esto produce, la decisión es del paciente tras un buen diagnóstico y explicación por el cirujano.

Esquema de una  técnica de reconstrucción del LCP

Esquema de una técnica de reconstrucción del LCP

En el caso de las lesiones combinadas la tendencia es operar, tanto en agudas como en crónicas, pero con muchísimos matices. Las luxaciones de rodilla donde se rompen LCA, LCP y otros ligamentos son sin duda indicación quirúrgica.  Las lesiones del LCP y de su estabilizador secundario, la esquina posterolateral, también suelen ser indicación de cirugía y en pocos casos se opta por la opción conservadora. Pero insisto que todo esto debe ser evaluado minuciosamente en consulta pues cada caso particular es diferente. Además la ciencia avanza. La importancia del LCP en los movimientos de rotación de la rodilla es algo que cada vez tiene más importancia y probablemente en el futuro veremos nuevas indicaciones de tratamiento en esta patología tan controvertida.

CONDROMALACIA ROTULIANA. ¿CAJON DE SASTRE? DOLOR FEMOROPATELAR

10 viernes Feb 2012

Posted by Dr. Pablo Codesido in Uncategorized

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condromalacia, patela, rodilla, rotula, traumatología

Volvemos con fuerza después del gran parón. Esta vez empezamos fuerte. Sabéis que este blog tiene un objetivo divulgativo. Está dirigido a todas aquellas personas que quieren entender lo que les pasa, o que tienen interés e inquietud, y a aquellas personas que trabajan con éstas patologías  y necesitan ciertas claves sencillas para ser un poquito mejores en su trabajo. Creo que a muchos de mis pacientes les ha ayudado leer cosas que se puedan entender, aclarar dudas  y que acuden a sus revisiones  con más claridad sobre lo qué les sucede y con mayor inquietud por mejorar.

El caso de la llamada “condromalacia” es el ejemplo más claro de esto, es decir, una enfermedad que provoca confusión, que es difícil de entender sin unos conceptos básicos y que es difícil de tratar. El término en sí produce gran  inquietud  incluso en el estamento médico, y entre los especialistas sigue siendo un caballo de batalla difícil de manejar. Además es una patología cuyo tratamiento depende mucho de la terapia física y de la fisioterapia bien hecha,  por lo que implica a muchos profesionales de la salud. Pero…¿todos tenemos claro de qué hablamos?

Hoy la cosa es extensa e intensa. De lo primero que hay que hablar es de la rótula o patela. Sí, ese hueso redondo (aunque en realidad es ovalado) que está en la parte anterior de la rodilla y que se articula con los cóndilos del fémur.  Su parte posterior o articular se divide fundamentalmente en dos carilllas: medial y lateral divididas por una cresta que es la que recorre la tróclea femoral que forman los cóndilos del fémur. Fijaros bien en la imagen anatómica, que es lo más claro.

Y ahora intentad doblar vuestra rodilla desde la extensión total. Posiblemente llegareis a doblarla unos 120-130º. El recorrido de vuestra rótula va desde un punto en extensión (pierna estirada) donde está “suelta” o no encajada en la tróclea femoral,  hasta un punto donde la notaréis prieta y adherida al fémur. Pues bien, la mayor superficie de contacto entre rótula y fémur se encuentra en los 45º de flexión. Es importante saber que la rótula tiene su mayor período de inestabilidad en los primeros 30º de recorrido que es cuando se introduce en la tróclea femoral. Es lógico, si no se encaja y se sale de su normal recorrido entonces será inestable. Y cuidado porque esa inestabilidad puede ser mínima  e imperceptible, o máxima en una luxación total de la rótula.

 

Pero ¿quién mantiene a la rótula en su sitio? ¿quién “la estabiliza”? Por arriba la rótula se  une al tendón del cuádriceps y por abajo al tendón rotuliano. Muy potentes, ellos dominan el eje longitudinal. Es evidente que si alguien se rompe uno de estos tendones tendrá un grave problema. Pero existen unos estabilizadores que ayudan a que la rótula no se vaya de su camino (surco).Son los alerones rotulianos. Están formados por diversas estructuras anatómicas, pero las que he de nombraros sin falta son las expansiones del vasto medial y lateral del cuádriceps y de la fascia lata, y uniones transversales de los cóndilos del fémur  con la rótula entre los que destacan el ligamento femoropatelar medial (LFPM) que “tira” hacia dentro de la rótula para contenerla en su surco. La anatomía del miembro inferior humano propicia que la rótula tienda a salirse hacia afuera por ello son tan importantes este ligamento y las expansiones del vasto. Qué frecuente es oir eso de que me han mandado fortalecer el vasto medial del cuádriceps, ahora se entiende el por qué. Es importante saber que todas estas estructuras combinadas forman el aparato extensor de la rodilla.

También hay factores que tienden a inestabilizar la rótula. Por ejemplo:

-rótula alta: porque la rótula necesitará más grados de flexión para meterse en su surco.

-displasia troclear: esto viene a querer decir que si el surco es plano pues ¿dónde se encaja la rótula?.

-el aumento del ángulo Q (¡la liaaamos!): bien, mirad de nuevo a vuestra rodilla, extender la pierna y veréis que vuestro tendón del cuádriceps y el rotuliano no siguen una línea recta, porque el rotuliano se inserta en la tuberosidad anterior de la tibia que es un poco más lateral. Esto forma un ángulo valgo que nosotros llamamos ángulo Q, y que hace que, como os dije, la rótula tienda a irse hacia afuera. Pero ahí tenemos al LFPM, las fibras del vasto y al surco que propicia la tróclea femoral oponiéndose a esa “escapada” hacia afuera de la rótula. Pequeñas anomalías anatómicas pueden hacer variar éste ángulo  y favorecer que la rótula no encuentre su camino adecuado. Es necesario nombrar la excesiva pronación del pié que implique una rotación tibial impartante y el aumento de anteversión femoral de las caderas. 

Muy bien. Pero nos olvidamos de algo. Las superficies articulares para desplazarse necesitan del CARTILAGO, y en ninguna parte del cuerpo humano el cartílago es tan grueso como en la rótula.  Sabed que en actividades normales de la vida diaria como levantarse o sentarse las fuerzas a través de la rótula pueden ser hasta ocho veces las del  peso corporal. Imaginaos lo que aguanta el cartílago al correr o saltar. El término CONDROMALACIA literalmente significa “reblandecimiento del cartílago”, pero realmente en medicina representa la lesión focal del cartílago articular  que en traumatología clasificamos en 4 estadíos (clasificación de Outerbridge) que vienen a ser reblandecimiento, fibrilación superficial, fibrilación profunda y finalmente erosión hasta el hueso (artrosis).

Si pensamos un poco veremos que las alteraciones de la rótula pueden ser en diversos puntos de la misma y estar interrelacionados entre sí.  Los síntomas suelen ser comunes y muy parecidos, sobre todo cuando no son traumáticos, es decir, por un golpe, caída…

Si habéis aguantado hasta ahora, entonces os vale la pena continuar. Los síntomas. Cuando existe un problema en la rótula los síntomas en la rodilla pueden ser muy diversos, confusos y de diferente intensidad, pero los más característicos son los siguientes:

-dolor:  suele ser gradual, sordo y difícil de localizar.

-Fallo de la rodilla: sensación de que “se me va”, por episodios de subluxación rotuliana, es decir, la rótula se desvía del surco, pero no llega a salirse de él.

-Chasquido y roce: crepita, cruje y hace ruidos, está áspera al deslizarse. Se produce cuando el cartílago se desgasta y se hace irregular, y cuando la rótula modifica su camino. Se puede producir incluso sensación de bloqueo y resalte.

-Hinchazón, pequeños derrames. El líquido articular aumenta como respuesta a la inflamación que se produce por la degradación del cartílago y el daño de los tejidos que rodean la articulación.

Os voy a mostrar de forma muy resumida una clasificación clásica en traumatología de las alteraciones rotulianas o síndromes fémoro-patelares. Seguro que os ayudará a ordenar todas esas patologías rotulianas que antes estaban tan dispersas. Los grupos más importantes (que no únicos)  de alteraciones son:

1-      Traumáticas:

–          Traumatismos agudos, es decir, lesiones por caídas, golpes…,como una fractura de rótula, una luxación o la ruptura de un tendón como el rotuliiano.

–          Traumatismos repetidos, es decir por exceso de uso como las tendinitis rotuliana, cuadricipital o la bursitis prerotuliana.

–          Efectos traumáticos tardíos ¡Ojo con este grupo! Razonemos. Después de un buen trastazo, el cartílago puede dañarse, lo que puede producir condromalacia y artrosis rotulianas posteriores.

2-      Dispalasia femororrotuliana, es decir, una anormalidad en la anatomía de la articulación fémoro-patelar . Esta es la más difícil de tratar y diagnosticar y engloba diversos  síndromes como el síndrome de hiperpresión lateral de la rótula, la luxación y la subluxación crónica, y la luxación recidivante. Todas ellas pueden causar con condromalacia y artrosis de la rótula.  Esto es debido a que son alteraciones en el “recorrido” normal de la rótula que provocan que se salga del surco troclear en mayor o menor medida y aumenten el desgaste precoz del cartílago. Lo entenderemos con un ejemplo un tanto simple: alinear las ruedas del coche es importante. Si están desalineadas se gastan antes por determinados sitios. Si la rótula se desalinea entonces pasa lo que pasa. Y si las tuercas están flojas, pues la rueda se sale del sitio.

3-      Condromalacia idiopática  y dolor fémoro-patelar idiopático de la rótula: ¡¡¡Ojazo!!!  A veces se producen dolor fémoro-patelar en personas sin una causa totalmente justificada (idiopático). Quizá sea este el punto clave al que  se dedica este post. Muchas veces responden a un patrón determinado como mujer joven o adoslescente con rodillas en valgo (hacia dentro), o deportista intermitente con dolor progresivo, pero sin una causa totalmente clara que clarifique el daño  de cartílago. Sí, a veces sobrepeso, otras deporte más o menos activo, otras falta total de deporte y por lo tanto musculatura que proteja a la articulación de la sobrecarga, otras el ángulo Q famoso en el límite, otras una tendencia de la rótula a salirse sin salirse…y ya nos os digo nada cuando empezamos a sumar pruebas complementarias, que si una pequeña lesión del cartílago en la resonancia, la Rx que muestra una ligera elevación de la rótula…, todo posible pero no patológico. Y aquí es desgraciadamente donde tenemos mayores dificultades de diagnóstico y tratamiento. Es estos casos es donde más hay que afinar y donde las pequeñas alteraciones del aparato extensor se van sumando a los hábitos de vida del paciente (deporte o no, sobrepeso, trabajo) para producir dolor fémoro-patelar.

Podéis entender que cada uno de estos aspectos puede ser subsidiario de una charla aparte.  Cualquiera de ellos es muy interesante, como por ejemplo el síndrome de hiperpresión que tan frecuentemente se ha diagnosticado en estos tiempos.

El diagnóstico del síndrome fémoro-patelar  como veis no siempre será fácil. Una buena exploración y un buen uso razonable de las pruebas complementarias nos ayudará mucho. A veces simplemente con una exploración en consulta será suficiente, y a veces tendremos que realizar  Rx , Resonancia magnética, estudios de alineación de la rótula por TAC e incluso una artroscopia diagnóstica. Evidentemente de todo esto se ocupa el especialista en traumatología, especialmente aquellos dedicados a la rodilla y el deporte.

En cuanto al tratamiento del dolor femoropatelar depende fundamentalmente de un buen diagnóstico. No es igual en un paciente con condromalacia aislada que en alguien con inestabilidad , artrosis ,tendinitis u otros síndromes de los que no hemos hablado para no excedernos como plicas sinoviales, osteocondritis e incluso el dolor psicógeno referido a la rodilla. No es igual en deportistas que en no deportistas. De todas formas os diré algunas cosillas de carácter general.

 Primero el gran secreto de hoy y una de las cosas que personalmente más me inquieta: en realidad la medicina no ha sabido descubrir definitivamente cuales son las estructuras responsables del dolor femoro-patelar. El cartílago carece de inervación. Muchas personas con lesión condral no tienen dolor y viceversa.   Parece ser que la sobrecarga de la rótula puede producir dolor generado en la zona ósea subcondral, y también la tensión excesiva del alerón externo que provoque una neuropatía dolorosa. En casos de degradación del cartílago importante y artrosis los propios productos de la inflamación y dolor se generan por la liberación de detritus, y se producen alteraciones de tejidos como la sinovial (saco que recubre la articulación) que producen intenso dolor. Ya veis como se complican las cosas.

En cuanto a fármacos lo más extendido hoy en día siguen siendo los analgésicos y antiinflamatorios orales, que a veces son necesarios para actuar en el ciclo inflamatorio doloroso.  Los condroprotectores alivian el dolor a largo plazo y tienen una actividad preventiva, lo que pasa es que muchas veces el daño ya está hecho. También los usamos en infiltraciones (no confundáis con las de corticoides que son antiinflamatorias pero con efectos deletéreos si se abusa de ellas, de ahí que hayan cogido mala fama).

La terapia física personalmente me parece fundamental. Soy de los que cree que un tono muscular adecuado y equilibrado es la mejor protección de la articulación. En las lesiones femoropatelares indiscriminadamente nos lanzamos a preescribir ejercicios isométricos del cuádriceps, refuerzo del vasto interno y disminución del deporte de impacto (dile esto a un maratoniano y lo hundes). Creo en los buenos fisioterapeutas y osteópatas que son capaces de personalizar el tratamiento rehabilitador a la patología adecuada dictada por el médico-traumatólogo.

Las rodilleras de contención rotuliana pueden ser adecuadas en caso de inestabilidad pero no en la condromalacia aislada e incluso pueden disminuir la musculatura a largo plazo, por eso un buen diagnóstico, insisto, es primordial. También habréis visto cintas o simplemente esparadrapos rodeando y variando la configuración del tendón rotuliano que se usan en actividades deportivas, pero solo en ellas. Una pequeña reseña a las plantillas. Por supuesto que pueden ser importantes sobre todo en  pronadores con dolor rotuliano, yo a mis deportistas de élite siempre les he recomendado un estudio personalizado de la marcha que corrija aquellos pequeños defectos que a la larga produzcan desgastes acelerados. El tratamiento del deportista de élite merece mención aparte, incluso distinguiendo las diversas disciplinas.

En cuanto a la cirugía me permitiréis que lo deje para mis colegas de profesión. Sólo deciros que la artroscopia y las cirugías de realineación rotuliana son las más frecuentes en el síndrome fémoro-patelar. Su indicación debe ser muy precisa.

Para terminar (hoy me he extendido) os repetiré de nuevo que lo fundamental es intentar identificar las causas de cada caso particular y establecer un diagnóstico preciso para iniciar una terapia farmacológica o física adecuada o incluso cirugía.  Espero que el objetivo principal se haya cumplido: entender un poquito mejor de qué va esto de la patología rotuliana de la condromalacia y el dolor fémoropatelar.

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